
Sí. El título es muy genérico. Lo sé. No te asustes. Lo vamos a hacer corto y directo para que te lleves esas píldoras para tu día a día en cualquier disciplina deportiva y aprendas a saber cómo acompañar al deportista en 4 fases.
Autoconocimiento del padre y del niño
La palabra clave y sobre la que pivotaremos es la siguiente: Conocimiento.
Da igual si eres padre, entrenador o coach. En la medida en la que conozcas a tu representado, todo te va a ir genial. Tienes que darle su espacio y escucharlo.
Lo más importante en la fase inicial es que el niño se conozca y valore si quiere dedicarse a algún deporte o no.
El hijo del gran Miguel Induráin lo dejó en su etapa más temprana, ya que no aguantó bien la presión de medios y de exigencia que había heredado de su padre. No pasa nada. La persona es lo primero. Puede dedicarse a otra cosa. Si no, ya te lo pedirá él.
¿El niño ya está decidido a competir? Genial. Ahora te tocará a ti acompañarlo.
Acompañamiento
Cómo de sufrido es ver a los padres levantarse por las mañanas y llevar a sus hijos a los entrenes o partidos, ¿a que te suena?
El padre de Nacho (jugador del Real Madrid) y otro hijo que también juega en la élite, se las veía y deseaba para llegar a los partidos de sus hijos. Cada uno jugaba en sitios diferentes.
Te toca sufrir con ellos y acompañarles en esta fase.
Independencia del jugador
Y sí, llega el momento en el que el jugador vuela solo. Pero hasta allí hay que seguir trabajando con él. Enseñarle a cocinar bien puede ser un gran recurso que luego explotará. De otro modo, siempre le quedará la opción de contratar a alguien. Timo Courtois tiene su propio cocinero que le elabora sus menús. Otra opción es llevarte a tu hermano. Ese es el caso de Pedri en el Barcelona.
Y llega lo más difícil. Lo he vivido en mis propias carnes como agente. La soledad. Sí, muchos viajes, concentraciones y horas que muchas veces un móvil o videojuego no pueden cubrir del todo.
Son esos años en los que te crees que el tiempo es infinito y tu carrera durará para siempre, mientras (a veces) alimentamos nuestro ego si nos va bien. Y ahí es donde uno tiene que darse cuenta de que hay vida después de los 30 o 40, como mucho, de vida como deportista activo.
Ya tenemos nuestro pequeño o gran patrimonio que podemos ir invirtiendo según nuestro perfil. Bienes raíces, acciones, fondos de inversión, negocios familiares que necesitaban ese impulso final para despegar… hay muchas opciones para hacer juego.
Madurez
Como sé que los ejemplos son muy gráficos y vengo escuchando historias de deportistas desde hace unos años, te pondré un par: Andrés Iniesta y San Emeterio. Uno de fútbol y otro de baloncesto, para que no se queje ninguno.
Andrés Iniesta, junto a su padre, fue creando una pequeña bodega de vinos que llegó a promocionar en Japón cuando acabó en aquél país.
Por otro lado, tenemos el ejemplo de San Emeterio: su madre le inculcó el gusanillo inversor y hoy tiene una cartera de fondos variados donde deposita y hace crecer sus ahorros. Por cierto, también se forma escuchando podcasts como yo 🙂
Y no me gustaría dejar de pasar por alto otro pilar fundamental: la formación. Hoy está muy implantado y son muchos los deportistas que se forman en gestión, títulos de entrenador, pinitos en la comunicación… pero todavía hay mucho por hacer.
Cursos online de marketing, finanzas, ventas, desarrollo personal… muchos y buenos. Ahí es donde el deportista se sentirá diferente y con las puertas abiertas de par en par para mirar al futuro con claridad.
Volver a empezar
Y el círculo lo cerraremos volviendo a empezar. Sí, como la película de Garci. Gran aficionado al boxeo, fútbol y deporte en general, la verdad.
El jugador, lo más seguro y como son prematuros en muchas cosas, tendrá hijos. Y ahí, si adquirió los puntos de arriba bien y los afianzó, tratará a sus hijos igual.
Me gustó mucho como Carlos Marchena (exinternacional y de varios equipos de fútbol como el Valencia) contaba con gran sencillez que, cuando iba a recoger a su hijo, muchas veces eran los padres los que lo ensalzaban y no tanto los niños. Para los niños él era sólo el padre de su amigo.
Ahora sí. Yo creo que ya tienes una buenas nociones de cómo acompañar al deportista en 4 fases.
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